Un caso a través del sueño

Susana UrbanoMuchos niños/as tienen pesadillas, es algo que podemos considerar “normal”, son muchas las preocupaciones y miedos las que se manifiestan a través de ellos, sobre todo es el miedo al abandono o pérdida de los padres, lo que se refleja en ellas.
Algo diferente son los Terrores Nocturnos. En ellos los niños se despiertan varias veces a lo largo de la noche con verdadera ansiedad, eso les provoca incluso temor a irse a la cama, no quieren dormir, no quieren soñar. Saben que noche tras noche sus miedos saldrán a flote a través de monstruos imaginados o situaciones generadoras de un malestar tal, que les impide tener un sueño reparador.
En el caso de J.M., de siete años, sus terrores le hacían despertarse sudando, temblando, se levantaba varias veces, visitaba la cama de su madre para asegurarse de que estaba, tomaba agua y volvía con verdadero miedo a la cama, sabiendo que en pocos minutos volvería a despertar. Su sueño consistía en que un gigante, de tamaño enorme, le pisaba como si fuera una hormiga, justo en ese momento despertaba.
Durante el día la imagen no se le borraba, cada vez que lo recordaba se ponía tenso, de tal manera que la ansiedad reaparecía. El agotamiento físico, tanto como el psicológico, mermaba su rendimiento escolar, estaba irritado y constantemente a la defensiva. Se quedaba dormido durante el día y se despertaba de golpe sobresaltado. Por la noche la hora de ir a la cama se hacía un castigo, se negaba, peleaba y gritaba para que se retrasara. Todo había comenzado cuando las peleas de sus padres eran frecuentes, y se agudizó cuando se separaron.
La terapia consistió en principio en enseñarle técnicas de relajación, tanto para realizar durante el día como justo antes de dormir, ya en la cama. Pero lo más llamativo del caso fue el utilizar el propio sueño como escenario para eliminar el miedo.
A lo largo de las sesiones el niño manifestó sentir pasión por “Woku”, un dibujo animado de un niño con súper poderes. En cada sesión el niño lo dibujaba, unas veces solo y otras enfrentándose a sus malvados enemigos a los que, por supuesto, siempre vencía. Esta figura imaginaria se utilizó para hacer visualizaciones donde él podía tener los mismos poderes que Woku y utilizar las mismas armas que él para defenderse.
De esta manera se le indicó que en sus sueños él podía convertirse en ese personaje para defenderse del gigante que le atormentaba. En las primeras ocasiones no llegaba a vencerlo, pero sí le hacía frente, algo que ya le daba seguridad al menos de que no le aplastaría, hasta que en uno de los sueños llegó a derrotarlo. Una vez que lo consiguió dejó de aparecer el gigante en sus sueños. Y la seguridad de poder manejar lo que soñaba se trasladó en seguridad para ir a dormir con más tranquilidad.
Por supuesto, la terapia incluyó la aceptación de la separación, pero el núcleo principal de su problema, soñar, se solucionó a través del propio sueño.
Muchas veces nos centramos en la pura y simple realidad, nos olvidamos del poder que tiene soñar, más para un niño, y de que su gran imaginación puede ser utilizada en su beneficio. Es una manifestación del inconsciente y se puede trabajar desde ahí mismo, desde donde nace el propio miedo.

 Susana Urbano. Psicóloga y Grafopsicóloga. info@psicologiabadian.com